Dos años se ha tardado en descubrir las pinturas más antiguas de los apóstoles que datan de finales del siglo IV y principios del siglo V.
Se trata de las pinturas más antiguas de los apóstoles que datan de finales del siglo IV y principios del siglo V. Los cuatro rostros pertenecientes a los apóstoles Andrés, Juan, Pedro y Pablo rondan los cincuenta centímetros de diámetro y mantienen unos colores extraordinarios, algo que ha sorprendido a los investigadores. Su descubrimiento ha sido posible gracias al empleo de una técnica láser que ha disuelto la gruesa capa de carbonato de calcio que cubría los frescos. Junto a estas imágenes, en una cámara contigua se descubrió también una pintura del profeta Daniel completamente desnudo.
Para la identificación de los cuatro rostros los restauradores compararon los rasgos que caracterizaban a los apóstoles con otras pinturas de los mismos. La barba puntiaguda era común en el apóstol San Pablo, y la barba blanca y la mandíbula cuadrada era propia de San Pedro.
Estas demostraciones artísticas son un ejemplo más de cuan extendida estaba la devoción a los apóstoles de Jesús a comienzos del Cristianismo.